¿Cómo es
la DM2?
La diabetes mellitus, tipo 2, se caracteriza por la presencia en la sangre de niveles elevados tóxicos del azúcar que se llama glucosa. La elevación de la glucosa sanguínea puede ser debida a la resistencia a la insulina producida en el cuerpo y, en otros casos, a la falta de producción suficiente de esta insulina pancreática endógena.
La insulina es la llave que “abre” casi todas las células del cuerpo y permite que la glucosa, que es un carbohidrato, entre en las células para su producción de energía, crecimiento, reparación y mantenimiento.
Si el cuerpo está resistente a la insulina, es lógico que la glucosa no pueda ingresar a sus células. Se acumula en la sangre, causando niveles elevados de glucosa en la circulación. Este nivel anormalmente elevado de glucosa sanguínea es tóxico para el cuerpo.
La diabetes, tipo 2, es común y ubícua. En 2021, en México había más de 14 millones de personas diagnosticadas y 6.7 millones que ignoraban que tenían esta condición incurable. Además, había 10.65 millones que vivían con prediabetes.
A nivel mundial, se estima que hay 537 millones de personas viviendo con diabetes, tipo 2. Adicionalmente, se estima que hay 240 millones de personas viviendo con diabetes, tipo 2, que desconocen que tienen esta condición incurable. Mundialmente, aproximadamente 15 — 20% de la población padecen prediabetes, de los cuales 90% desconocen que la tienen.
"Prediabetes" sugiere que una persona muestra signos de resistencia a la insulina o una insuficiencia de insulina. Estos signos incluyen la glucosa sanguínea anormalmente elevada en ayunas y al azar durante el día y la noche.
Sin embargo, el sistema de salud y las autoridades gubernamentales aún no quieren asignarle un diagnóstico de diabetes, tipo 2. No obstante, varios profesionales de la salud creemos que la “prediabetes” es simplemente una etapa inicial o temprana de la diabetes, tipo 2.
En todo caso, la “prediabetes” es una advertencia temprana de problemas metabólicos y debe ser tomado muy en serio, especialmente por personas jóvenes y las personas que tienen antecedentes familiares de diabetes mellitus. En general, solo cambios dramáticos en el estilo de vida (como una dieta mejorada y el ejercicio físico frecuente) asegurarán una reducción temporal de los problemas metabólicos.
Etiología:
Cómo se desarrolla a partir de los factores de riesgo
Nadie conoce la causa precisa de la diabetes mellitus, tipo 2. Puede diferir de una persona a otra. Sin embargo, los factores de riesgo son evidentes desde hace muchos años. Estos factores de riesgo incluyen:
Altos niveles de triglicéridos. Los trigliceridos se forman de azúcares y otros carbohidratos. Al reducir éstos en la dieta, los niveles de triglicéridos bajan.
Grasa abdominal. La ubicación de la grasa corporal probablemente tiene más influencia en el diagnóstico de DM2 que la cantidad de la misma.
Sobrepeso y obesidad. El exceso de peso está relacionado estrechamente con el riesgo de diabetes, tipo 2, tanto entre las personas jóvenes de menos de 20 años de edad como entre las personas mayores de 45 años de edad.
Falta de ejercicio físico. Un estilo de vida sedentario está claramente relacionado al diagnóstico de la diabetes, tipo 2. Una vida “sedentaria” quiere decir que hay ejercicio o actividad física menos de 3 veces por semana.
Edad avanzada. La diabetes mellitus, tipo 2, no es tan común entre los/las jóvenes como lo es entre las personas mayores de 45 años de edad. Cuanto mayor sea la persona, más probabilidades tendrá de desarrollar la condición.
Sin embargo, durante los últimos 20 años, la incidencia de DM2 está aumentándose entre los/las niños/as y adolescentes de menos de 20 años, que tienen sobrepeso.
Signos y síntomas de la hiperglucemia diabética crónica silenciosa
La diabetes, tipo 2, a menudo existe durante 6 — 10 años antes del
diagnóstico. Se cree que casi 7
millones de mexicanos tienen diabetes, tipo 2, sin
saberlo. Durante esos años, las personas afectadas no
experimentan mucha molestia y frecuentemente sigue sentiéndose
“bien.”
Hasta que ya es imposible no prestarles atención a los signos y
síntomas de la hiperglucemia diabética no percibida, no controlada y
no diagnosticada. Cuando finalmente reciben el diagnóstico, un
número significativo de estas personas ya tienen una complicación
diabética, el resultado de años de hiperglucemia crónica.
Esto deja bien claro que es importante tomar en serio cualquiera de los siguientes signos y síntomas de hiperglucemia diabética crónica:
Aumento de sed y micción frecuente. A medida que la glucosa se acumula en la sangre, el cuerpo trata de eliminarla consumiendo más agua y, por lo tanto, orinando con frecuencia.
Aumento de hambre. A medida que el cuerpo pierde acceso a la glucosa (es decir, el combustible), siente que necesita más y por eso hace que la persona sienta cada vez más hambrienta.
Pérdida de peso corporal. A medida que las células pierden el acceso a la glucosa, el cuerpo recurre al músculo y la grasa almacenada en el cuerpo como combustible.
Fatiga. A medida que el cuerpo pierde acceso a la glucosa, su principal combustible, la persona afectada se siente letárgica. Hay más que suficiente glucosa circulando en el torrente sanguíneo, pero por ausencia de suficiente insulina o por resistencia a la insulina, esta glucosa no está disponible para un nivel de energía normal.
Visión borrosa. Los niveles anormalmente altos de glucosa en la sangre pueden causar problemas de visión, principalmente en la retina.
Heridas o lesiones de cicatrización lenta. El nivel alto de glucosa en la sangre acidifica el cuerpo y hace que las heridas sanen más lentamente que lo esperado.
El diagnóstico de la diabetes mellitus, tipo 2
En México, la Federación Mexicana de Diabetes sigue el patrón establecido por la American Diabetes Association que define los estándares para el diagnóstico de todos tipos de la DM.
Hay varias pruebas de laboratorio que los
patólogos pueden utilizar:
HbA1c% (Hemoglobina A1c%): Esta prueba de sangre produce un estimado exacto del promedio del nivel de glucosa en sangre durante los últimos 2 — 3 meses. Algunos expertos consideran una A1c de menos del 5.7 % como “normal.” Una A1c de 5.7% a 6.4% se considera “prediabetes.” Un A1c de 6.5% ó más resulta diagnóstica de la diabetes mellitus.
Prueba de glucosa en plasma en ayunas: Esta prueba se hace con una gota de sangre para medir el nivel de glucosa en la sangre en el momento de la prueba. Se realiza después de no comer durante al menos las 8 horas previas. Generalmente se realiza temprano en la mañana, en ayunas de al menos 8 horas. Una lectura normal es inferior a 100 mg/dL (5,5 mmol/L). La prediabetes se diagnostica entre 100 y 125 mg/dL (5,5 y 7 mmol/L). La diabetes mellitus se diagnostica con una lectura de glucosa en sangre de 126 mg/dL (7 mmol/L) ó más.
Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO): Esta prueba también se realiza con un medidor de glucosa en sangre. Mide el nivel de glucosa en sangre antes y después de tomar una bebida endulzada con aproximadamente 50 — 75 gramos de glucosa anhidra. El laboratorio proporciona la bebida. Un resultado “normal” es una lectura de glucosa en sangre por debajo de 140 mg/dL (7.8 mmol/L) dos horas después de tomar la bebida. Un diagnóstico de “prediabetes” resulta de una lectura de glucosa en sangre entre 140 mg/dL y 199 mg/dL (7.8 mmol/L y 11 mmol/L) dos horas después de la bebida. Un diagnóstico de diabetes mellitus resulta de una lectura de glucosa en sangre de 200 mg/dL (11.1 mmol/L) ó más.
Prueba aleatoria de glucosa en sangre: Esta prueba se realiza cuando hay síntomas de diabetes mellitus. Un resultado de 200 mg/dL (11,1 mmol/L) ó más en el medidor de glucosa utilizado por el laboratorio confirma el diagnóstico de diabetes mellitus.
Para confirmar cualquier diagnóstico
hecho con estas pruebas, el/la profesional de la salud o el
laboratorio mismo puede exigir múltiples repeticiones de ellas, en
diferentes días, para confirmar el diagnóstico.
Tras el diagnóstico confirmado de prediabetes
o diabetes
mellitus, es esencial que un/una profesional de la salud guíe
a la persona recién diagnosticada sobre los próximos
pasos a seguir para comenzar a controlar la hiperglucemia
diabética. Es vital aprender lo que es necesario saber y hacer
para normalizar la glucemia y así evitar o detener las complicaciones
diabéticas. Este mismo sitio
de internet puede proporcionar respuestas a preguntas y dudas
iniciales o fundamentales.
El
autotratamiento y el tratamiento profesional de la diabetes
mellitus, tipo 2
Los variados tratamientos para la diabetes mellitus, tipo 2, deben tener el objetivo principal de facilitar la normalización glucémica o lo más cercano possible a ésta. Los tratamientos elegidos varían según la disposición y la auto-disciplina de la persona afectada.
El “tratamiento” por parte de la/el profesional de la salud constituye sólo el 20% de las acciones y la información necesarias para "manejar" o "controlar" la hiperglucemia diabética. Lo demás es responsabilidad de la persona que vive con DM.
A
diferencia de otras condiciones médicas (por ejemplo, un
brazo roto), la DM exige que la persona afectada se
convierta en su propia/o profesional de su salud durante la gran
mayoría del tiempo. Esto es esencial porque la afección
requiere de atención y decisión en prácticamente todo momento
del día y de la noche.
Los primeros y más eficaces pasos para tratar la diabetes mellitus, tipo 2, son
La reducción de peso corporal y el
ejercicio físico mejoran la sensibilidad corporal a la insulina y
así disminuyen los niveles de glucosa en la sangre. Una dieta
apropiada para una persona que vive con DM, con menos carbohidratos
simples, refinados y ultraprocesados, también conduce a un control
inmediato y más sano, seguro y normal de la glucosa sanguínea.
Un porcentaje alto de personas con
diabetes, tipo 2, de recién diagnóstico, pueden controlar sus
niveles de glucosa sanguínea sólo con estas modificaciones
saludables en su estilo de vida. Quizá evitando los
carbohidratos concentrados y caminando a diario, mantengan la
"prediabetes" o diabetes bajo “control.”
Si este autotratamiento inicial no es
eficaz, se puede agregar un medicamento que incrementa la
sensibilidad a la insulina producida y reduce el hambre. Este
medicamento es la metformina de acción prolongada.
Si estos 4 pasos iniciales son ineficaces o mínimamente productivos,
el tratamiento estándar oficial sugiere intervenciones farmacéuticas
cada vez mayores, incluso el uso de la(s) insulina(s).
Por el otro lado, las personas que han
perdido en su mayor parte o por completo la capacidad de producir
insulina endógena van a depender completamente de las inyecciones de
insulina exógena para sobrevivir. Aun así, les conviene seguir
intentando normalizar la hiperglucemia diabética a niveles seguros,
saludables y cercanos a los normales (71 – 99 mg/dL).
En todo tipo de DM, la medición frecuente
de los niveles de glucosa en sangre sigue siendo de rigor. Eso
para que las personas afectadas eviten estar luchando más tarde con
las debilitantes complicaciones
diabéticas a largo plazo, como la neuropatía, cardiopatía y/o
nefropatía.
La diabetes mellitus de cada persona es diferente. Esta es la razón por que a las personas afectadas les conviene establecer una buena relación profesional duradera con uno ó más profesionales de la salud para asesorarle en el autotratamiento informado de su DM individual.
Normalizar los niveles de glucosa en sangre es el objetivo implícito de todo tratamiento y autotratamiento de la diabetes mellitus. Después de todo, es la mejor manera de evitar las complicaciones de la hipergluemia diabética crónica y de poder vivir una vida no acortada prematuramente.
Complicaciones causadas por la hiperglucemia diabética crónica
La diabetes mellitus en sí no es
desafiante, pero desde su inicio conduce a los anormalmente elevados
niveles tóxicos de glucosa en sangre, la hiperglucemia
diabética. Esta, si no está constantemente mantenida en un
rango de valores glucémicos normales o muy cercanos a los normales,
produce una variedad de trastornos físicos dolorosos, peligrosos y,
en última instancia, mortales. Estos trastornos constituyen
las “complicaciones” diabéticas.
Condiciones dermatológicas. Los niveles de glucosa sanguínea anormalmente altos alimentan las infecciones bacterianas y micóticas y las hace más resistentes al tratamiento farmacéutico.
Pérdida auditiva. Los
problemas de audición son más comunes en personas con hiperglucemia
diabética. Las personas
jóvenes que tienen hiperglucemia diabética crónica también
padecen un grado importante de pérdida de audición.
Daño ocular: retinopatía.
Con el tiempo, los niveles de glucosa sanguínea anormalmente altos
crónicos pueden dañar la retina de los ojos. Esta
hiperglucemia diabética crónica es la causa
principal de ceguera en los adultos. En México, hay 415,800
casos de ceguera en adultos.
Daño a los pies y piernas.
Debido a la hiperglucemia diabética crónica, los nervios de los pies
y piernas están comprometidos y la circulación sanguínea a los pies
y piernas está reducida. Estos déficits provocan las varias
complicaciones diabéticas de los pies y las piernas. Por
ejemplo, cualquier lesión puede tardar en sanarse y facilitar
infecciones peligrosas que conducen a la gangrena y/o la amputación.
Daño a los nervios: neuropatía.
La hiperglucemia diabética crónica daña los capilares del cuerpo que
surten sangre a los nervios. La falta de óptima circulación
puede provocar hormigueo, entumecimiento, ardor o dolor que comienza
en las extremidades de las manos y los dedos de los pies y se
extiende hacia arriba. Otros
nervios del cuerpo pueden dañarse y causar problemas con la
digestión o, en el caso de los hombres, disfunción eréctil.
Daño renal: nefropatía.
A través de los años, la hiperglucemia diabética crónica daña
seriamente los pequeñísimos túbulos de los riñones, lo cual propicia
la insuficiencia renal o falla renal.
Enfermedad cardiovascular. La hiperglucemia diabética crónica por no ser bien "controlada" puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares como la enfermedad de las arterias coronarias, que produce dolor (angina) en el pecho, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y estrechamiento de las arterias (aterosclerosis).
Enfermedad de Alzheimer.
Tener el diagnóstico de diabetes, tipo 2, aumenta el riesgo de
enfermedad de Alzheimer. De hecho, algunos expertos clasifican
la enfermedad de Alzheimer como "Diabetes,
tipo 3." Cuanto peor y más duradera la falta de
normalización de la hiperglucemia diabética, mayor parece ser el
riesgo. La ciencia todavía está determinando la conexión entre
la hiperglucemia diabética y la enfermedad de Alzheimer.
Aunque es poco común y poco frecuente, las personas que tienen diabetes mellitus, tipo 2, no “controlada,” ya sea diagnosticada o no, pueden desarrollar cetoacidosis diabética (CAD). Esta es una afección que pone en riesgo la vida.
Sucede cuando el cuerpo empieza a descomponer la grasa rápidamente, porque no hay suficiente insulina para permitir el uso de la gran cantidad de glucosa circulando en la sangre.
El hígado responde a la situación por liberar aun más glucosa, en
la forma de glucógeno. Pero falta la insulina para convertir
esta glucosa en energía. Así, el hígado empieza a metabolizar
las grasas y en este proceso produce derivados llamados "cetonas,"
que hacen que la sangre y los tejidos corporales se vuelvan
acídicos.
La CAD se desarrolla en la presencia de hiperglucemia aguda causada
por falta de insulina suficiente. Indica una peligrosa
concentración de cetonas acídicas en el cuerpo y es potencialmente
mortal.
Signos
y síntomas de cetoacidosis diabética
Los primeros signos y síntomas de CAD son parecidos a los signos
y síntomas generales de la hiperglucemia diabética. Sin
embargo, a medida que la afección progresa, la situación se vuelve
más grave, con:
Si la persona afectada tiene diabetes mellitus, tipo 2, la CAD por
lo general se
desencadena por un nivel de glucosa sanguínea descontrolado,
es decir, anormalmente elevado, por un largo tiempo, por omitir
dosis de medicamentos antidiabéticos o por una enfermedad o
infección grave.
La CAD requiere atención médica inmediata.
Todas estas complicaciones de la diabetes, tipo 2, y muchas
otras no mencionadas, están directa y fuertemente asociadas con
niveles anormalmente elevados crónicos de glucosa en sangre.
Cuanto más tiempo la persona con DM pase con el nivel de glucosa
en sangre por encima del rango seguro (71 – 99 mg/dL),
más probabilidades tendrá de sufrir estas complicaciones
diabéticas.